GLICINA, LA MULTIPLE Y EL COLIBRI

Esta planta Glicina del género Wisteria, llegó a Escazú desde una zona cercana a Río Celeste, en el cantón de Guatuso, Alajuela, hace más de diez años. Aquí, se sintió igualmente en casa, creció y subió sobre los troncos de una “palmera múltiple” ya para ese entonces alta.

Glicina después de tantos años, forma parte de la vida cotidiana de esta vivienda, y además de ser por si misma un espectáculo natural, la provee de sombra del Sol del Este y proporciona refugio y alimento a muchos seres vivos, entre ellos el colibri que aparece comiendo de una flor en la fotografía de portada, fotografía tomada y sin exagerar, uno o dos minutos antes de que por la fuerza del viento de ese día y el peso de la planta, la vieja palmera múltiple cayera al suelo junto con Glicina… el colibri… logró acelerar sus alas a tiempo y escapó volando.

La vieja palmera múltiple, con mucho dolor, no fué posible de salvar, sus dos troncos estaban quebrados; pero para no dejar morir también a Glicina, todavía llena de vida, flores y con su tronco curvo ya del mismo grosor que los de su fallecida huésped, se buscó mantenerla “en pie” utilizando una cuerda amarrada al barandal de la vivienda y rápidamente pensamos en una manera de “re-crear” el espacio que la palmera múltiple le ofrecía a Glicina para habitar y crecer, un espacio donde no se sintiera extraña, ajena, al mismo tiempo que se debía cuidar todas las plantas y las piedras existentes en la parte baja.

Inspirados por la palmera múltiple, en sus delgados y altos troncos, separándose y uniéndose y en lo alto las líneas de sus ramas y hojas saliendo de ellos; propusimos esta estructura de tres apoyos que en la base esquivan las plantas y las piedras, apoyándose donde hay espacio, más arriba se unen en un punto y luego se vuelven a separar creando espacios para líneas donde Glicina se pueda desarrollar y florecer, llamando de vuelta al colibri.

Bellohorizonte Escazú,CR.

construido